El cáncer de mama, puede derivarse de diferentes tejidos o elementos que constituyen la anatomía de la glándula mamaria. Cada seno está conformado por numerosos bulbos que producen leche, conocidos como lóbulos, que están conectados por conductos al pezón; el resto está conformado en su mayoría por grasa, que es la que determina el tamaño del busto, las estructuras productoras de leche son más o menos las mismas en todas las mujeres. A través de ese tejido graso también transcurren otros conductos: los conductos linfáticos.
Estos drenan linfa o líquido de los tejidos, el cual es retirado del seno y va hacia los ganglios linfáticos y de allí a la circulación general. Los conductos linfáticos confluyen en ganglios linfáticos, que se agrupan y se localizan en varias partes del cuerpo, como en axilas, cuello, tórax e ingle, entre otros lugares (figura 1).
Cuando se extrae una porción de la glándula mamaria que considera tumoral, el patólogo puede reportar uno de varios tumores malignos siendo el más común (70%) el carcinoma o cáncer infiltrante o invasivo ductal (palabra derivada de los conductos), comienza en las células de los conductos lácteos. El cáncer que comienza en los lóbulos se llama carcinoma lobular infiltrante, ocurre en 10% a 15% de los casos y se encuentra con frecuencia localizado en ambos senos, a diferencia de otros tipos de cáncer. Existen otros tipos de cáncer de seno menos comunes, como el inflamatorio, en el que el seno se encuentra caliente, inflamado y rojo. ¿Cuáles son los factores de riesgo de sufrir cáncer de mama? (tabla 1) Como factores de riesgo en general se conocen aquellas circunstancias que hacen que una persona tenga mayor tendencia o proclividad a sufrir una enfermedad. A medida que avanza la edad y se llega a la séptima, octava o novena década de la vida, es más frecuente que se presente y así una de cada 10 mujeres de 80 años de edad lo sufren, cuando solamente una de cada 2500 de 30 años de edad padecen este cáncer. Es decir, la edad avanzada es un factor de riesgo importante. Hay factores de riesgo moderados como la presencia de cáncer en una mujer de la familia con quien se tiene un primer grado de consanguinidad como la madre, la hermana o una hija y la historia personal de cáncer de ovario o de endometrio. Si hay dos o más familiares con historia de cáncer de seno, el riesgo se incrementa de manera notable. También tienen un riesgo moderado de hacer cáncer de mama las mujeres que tuvieron su primer embarazo a término después de los 30 años o quienes nunca estuvieron embarazadas. La obesidad, el estado menopáusico y pertenecer a una clase socioeconómica alta, son factores importantes de riesgo moderado. |
Otras circunstancias o factores de riesgo, son: inicio temprano del ciclo menstrual (antes de los 11 años), menopausia tardía (después de los 55 años), administración prolongada (5 años o más) de terapia hormonal de reemplazo con estrógenos; ingestión inmoderada de alcohol que es discutible, raza blanca y radioterapia, en especial la radiación de tórax.
El cáncer de seno puede ser causado por mutaciones o cambios en algunos genes, a las que la persona está predispuesta de forma hereditaria. Los genes de una persona, localizados en las células, contienen información recibida o heredada de sus padres; a veces esta información se traduce en enfermedades hereditarias, como en el caso de cáncer de seno hereditario, que se presenta en 5% a 10% de todos los cánceres de este tipo. La alteración de algunos genes, predispone al desarrollo de cáncer de seno, siendo más frecuentes en ciertos grupos étnicos. Los genes hereditarios que se han encontrado asociados a cáncer de seno son entre otros, BRCA-1, BRCA-2. Las personas portadoras de estos genes tienen entre 50% y 90% de posibilidad de desarrollar cáncer de mama a lo largo de la vida, aunque esas cifras han sido re-evaluadas, hace poco, hacia abajo. Se han desarrollado pruebas para detectar los genes alterados, pero no son pruebas usadas para tamizaje de cáncer de seno, es decir para evaluación de riesgo de desarrollar la enfermedad, excepto en grupos de alta probabilidad, como aquellos casos que presentan una historia familiar marcada.
Cuadro clínico del cáncer de mama. Exámenes de laboratorio.Anamnesis.El motivo de consulta más frecuente (80%) es el hallazgo de una masa palpable, tanto accidental como por autoexploración. La segunda causa más frecuente de consulta es la descarga sero-sanguinolenta por el pezón. La mastalgia es un síntoma raro en el cáncer de mama. La aparición de lesiones asimétricas en los senos supone la presencia de un cáncer.
En el examen físico del paciente con cáncer de mama se puede observar aumento del volumen mamario, asimetría, venas prominentes unilaterales, eritemas, equimosis, piel de naranja, ulceraciones, depresiones de la superficie, retracción de la piel, inversión, desviación del pezón, enfermedad de Paget y adenopatías axilares (ver tabla 1).
En la aproximación inicial de una paciente con una masa palpable debe hacerse una minuciosa historia clínica teniendo en cuenta: la posición exacta, como fue notado (por dolor, autoexploración o hallazgo en mamografía de tamizaje), hace cuanto que lo noto, si se acompaña de descarga del pezón, si ha cambiado de tamaño, la adherencia, si cambia con el ciclo menstrual y otra semiología inespecífica asociada.
Exámenes de Laboratorio
Mamografía. Se recomienda a toda mujer mayor de 40 años con una masa mamaria palpable. Las características que sugieren cáncer son aumento de densidad, bordes irregulares, espículas y microcalcificaciones en racimo. Se sugiere que toda mujer tenga una mamografía basal alrededor de los 40 años y luego de esto, se realice una anual. En las menores de esta edad la mamografía tiene un bajo rendimiento, ya que el tejido mamario es muy denso.
Ultrasonografía. La ultrasonografía puede diferenciar entre un quiste y un tumor sólido. Tiene una buena especificidad. Se recomienda que se acompañe con mamografía y sea seguida por una aspiración con aguja fina. Es útil en embarazada o en mujeres menores de 40 años.
Biopsia. La aspiración con aguja fina es un examen barato, fácil de hacer, que no requiere preparación y que se efectúa ambulatoriamente. Si el líquido extraído es transparente la posibilidad que se trate de cáncer es extraordinariamente baja. En tanto si el aspirado es sanguinolento o sólido, este debe ser enviado a análisis patológico. En ocasiones se puede requerir de una biopsia de una masa sólida profunda (tru-cut). Procedimientos más complejos incluyen biopsia asociada a estereotaxia y radioscopia. La opción de una biopsia a cielo abierto y con resección de márgenes se recomienda para nódulos con alta sospecha clínica de malignidad.
Cuando se ha confirmado que la masa palpable se trata de un cáncer resulta aconsejable estudiar al paciente en busca de metástasis. Esto se hace con hematología, química sanguínea, radiografía de tórax y ultrasonido hepático.
Tabla K-1. Diferencias Clínicas entre Lesiones Benignas y Malignas.
Conducta frente a una paciente de 48 años que consulta por nódulo mamario de 3 cm en cuadrante supero externo, métodos de estudio y terapia.
En una paciente de 48 años, el 75% de los nódulos mamarios son debidos a patologías benignas, las cuales pueden dividirse en dos grupos. El primero corresponde a las lesiones que no aumentan el riesgo de cáncer mamario, tales como mastopatía fibroquística, ectasia ductal, papilomas y fibroadenoma. En un segundo grupo están las lesiones que si aumentan el riesgo, que corresponden a hiperplasia ductal, adenosis esclerosante, papilomas múltiples, fibroadenomas complejos e hiperplasia atípica. Sin embargo existe un 25% de los nódulos que corresponden a cáncer. Es este 10% el que hace mandatorio un estudio extremadamente riguroso. La historia de una paciente con nódulo mamario debe ir enfocada a precisar la evolución de la masa y en lo posible orientar hacia su naturaleza.
Los signos que orientan hacia patología benigna son (1) antecedente de traumatismo (esteatonecrosis mamaria), (2) cambios de tamaño con el ciclo menstrual (quiste), (3) descarga del pezón, (4) nódulos bien delimitados. En tanto, los signos de patología maligna son (1) lesión unilateral, (2) consistencia pétrea, (3) adherido a planos profundos, (4) bordes irregulares y (5) mayor de 2 cm. Estas características solo son indicios y no constituyen diagnóstico.
El siguiente paso es evaluar los factores de riesgo de la paciente, lo que se hace atendiendo a la evidencia epidemiológica. Al sumar la información de la anamnesis, el examen físico y los antecedentes, se es capaz de establecer una probabilidad pre-test (por ejemplo el riesgo relativo de la paciente), con la que se afrontarán los exámenes de laboratorio. Así, una mujer ubicada en un estrato de alto riesgo requiere un estudio agresivo (como esta paciente).
Los estudios de la enferma parten por una mamografía, la que tiene por función el precisar la localización de la masa y sumar información sobre la morfología. Los hallazgos mamográficos que orientan a malignidad son aumento de densidad, bordes irregulares, espículas y microcalcificaciones en racimo. Una mamografía informada como normal no excluye la posibilidad de un cáncer cuando existe la sospecha clínica. El estudio sigue con la ultrasonografía, la que puede distinguir parcialmente entre quiste y tumor sólido. Esto es especialmente útil en las pacientes menores de 35 años.
El siguiente paso es la punción con aguja fina. Si se obtiene liquído amarillo, café o verdoso se trata con seguridad de un quiste simple que solo requerirá observación. Si el aspirado es sanguinolento, o existe masa residual, la muestra debe ser estudiada citológicamente. La biopsia con aguja gruesa permite hacer un diagnóstico histológico confiable. La biopsia quirúrgica constituye el paso final en la confirmación diagnóstica, la que habitualmente se acompaña de tumorectomía (bajo riesgo) o mastectomía parcial (alto riesgo). En el caso que se trate de una patología benigna lo recomendable es observar rutinariamemte, en especial aquellas lesiones que se asocian con un mayor riesgo de cáncer de mama. Evidentemente estas lesiones deben ser tratadas de forma específica cuando corresponda.
Si se trata de una lesión maligna, el nódulo debe ser resecado de inmediato. El tipo de cirugía va a depender de la etapa en la que se encuentra el tumor. Esto se hace con la escala TNM. Así en T0 se recomienda mastectomía parcial y radioterapia, en T1-T2 mastectomía parcial, disección axilar y radioterapia, en T3-T4 mastectomía simple, disección axilar, radioterapia y tratamiento adyuvante. El tratamiento adyuvante debe ser definido en función de tres variables: presencia de un nódulo, menopausia y positividad de receptores de estrógeno y progesterona. Así, para la paciente de este caso sería recomendable iniciar quimioterapia.
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